domingo, 25 de julio de 2010

116 Aniversario

PARTIDO POPULAR SOCIALISTA


NOTA: Ante numerosos militantes del PPS y otros asistentes, y ante el Presidium integrado con distinguidas personalidades, entre ellas, la maestra Marcela Lombardo Otero, el doctor Julián Gascón Mercado, el señor Germán Salazar Gutiérrez, representante personal del C. Dip. Francisco Hernández Juárez, Secretario General del Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana y el Dr. Raúl Gutiérrez Lombardo, se realizó el homenaje al maestro Lombardo en el que el Secretario General del PPS pronunció el siguiente discurso.



Palabras del Secretario General de la Dirección Nacional del Partido Popular Socialista, Co. Jesús Antonio Carlos Hernández en la Rotonda de las Personas Ilustres, en el Homenaje al Maestro VICENTE LOMBARDO TOLEDANO con motivo del 116 Aniversario de su natalicio, el día 16 de julio de 2010.


Estimados compañeros y amigos,
Señoras y señores:

Como cada año en este día, en lo que es ya una tradición que habrá de permanecer mientras exista un mexicano amante de su patria y de su historia siempre fascinante, nos reunimos en este histórico lugar para rendir homenaje al maestro Vicente Lombardo Toledano, con motivo de la celebración de su natalicio que ocurrió en Teziutlán, Puebla, el 16 de julio de 1894.

En esta ocasión, este homenaje adquiere especial relieve por ser el año en el que se cumple el Primer Centenario de Revolución Mexicana y, como veremos más adelante, el Maestro Vicente Lombardo Toledano es uno de los principales actores del proceso revolucionario de México en su etapa constructiva. Sin duda alguna es el ideólogo más importante del movimiento revolucionario que estableció las bases del México moderno. Por tanto, merece un sitio de honor en los actos conmemorativos del Centenario de la Revolución Mexicana.

En ese tenor, es de reconocerse que además de ocupar un sitio de honor en esta Rotonda, su nombre está escrito con letras de oro en los muros del Congreso mexicano y en los palacios legislativos de muchas entidades del país. Ha dado nombre a centros de estudios, auditorios, bibliotecas, aulas escolares, cátedras que estudian su obra, colonias, unidades habitacionales, calles, plazas y avenidas. Se le han erigido monumentos, efigies y estatuas. Se han escrito libros, ensayos, canciones y poemas en su honor. Más aún, con gran dedicación, entusiasmo y, por que no expresarlo, con mucho amor se acopia, edita y difunde sistemáticamente su obra y su pensamiento.
Por todo ello podemos decir que si bien es cierto que la nación ha cumplido en parte la deuda que tiene con Lombardo, al considerarlo en el Panteón de sus héroes, falta mucho por hacer. No basta mantener su recuerdo en piedra y en bronce; es menester darle vida en las luchas cotidianas de nuestro tiempo; tener presente su ejemplo y sus enseñanzas codo a codo con todos nosotros en los afanes y en las batallas por el pueblo y por la nación. El mejor homenaje que puede hacerse a un héroe, dijo el propio Lombardo, es cumplir su mandato histórico.

¿Y cuál es el mandato histórico de Lombardo? Ver a México libre, independiente, soberano y a su pueblo laborioso, sabio y feliz. Alcanzar un mundo nuevo en el que impere la justicia, el bienestar, la razón, el arte y la belleza para todos.

Fue Lombardo un gigante de la acción y del pensamiento. El caso singular en el siglo XX mexicano de un gran pensador, ilustrado, académico e intelectual superior dedicado con pasión y oficio a la política, haciendo de ella el desiderátum de su fructífera existencia. “Soy un agitador” dijo sin ambages muchas veces, “ese es mi verdadero oficio” remataba con énfasis.

Una vez superado con creces el pensamiento idealista de su primera juventud inculcado por sus maestros, dando un salto cuántico, nos enseñó el marxismo “alpiedelaletra”, decía de Lombardo un intelectual recién fallecido.

Pero más allá del reconocimiento irónico de su dominio del marxismo, sus correligionarios y los estudiosos serios de la historia de la política y de la cultura sabemos que Lombardo Toledano, el dirigente político, sindical, fundador de organizaciones y el estratega político, el teórico marxista es también el maestro poseedor de una monumental cultura, el intelectual militante de las causas del pueblo, el sabio maestro de la Universidad, el polemista que con finos argumentos se enfrentó a su antiguo maestro Antonio Caso y, al tiempo que trazaba las ideas del futuro, sepultaba las viejas concepciones del espiritualismo.

Ese mismo dirigente es el Doctor en Filosofía, el maestro para quien la ciencia es la base de la cultura, el que entiende la Historia a la luz del materialismo dialéctico e histórico, con pensamiento por eso mismo complejo, integral, alejado de simplismos, esquemas y dogmas; para quien el arte tiene una dimensión que contribuye a la construcción del presente y sobre todo del porvenir.

¿Quiénes fueron los estrategas políticos de la Revolución de 1910? La revolución tuvo brillantes estrategas militares. Los planes y las proclamas revolucionarios fueron producto de la expresión de las masas populares, de la aspiración de las masas campesinas y obreras y clases medias. Surgieron de la práctica y se impusieron manu militari, escribió el Maestro Lombardo.

Antes de la Revolución se redactaron manifiestos, planes, proclamas, pero nadie logró trazar un proyecto estratégico que abriera camino al futuro. Todas las proclamas y las demandas eran de corto plazo; demandas concretas de problemas puntuales como reparto de la tierra, empleos, escuelas, hospitales, caminos, impulso a la producción, sufragio efectivo y la no reelección del Presidente de la República.

Sin embargo no comprendieron a la Revolución Mexicana con la profundidad que lo hizo Vicente Lombardo Toledano. Fue una revolución –dijo- democrático-burguesa, antiesclavista, antifeudal y antiimperialista dirigida por los sectores más esclarecidos de la incipiente burguesía nacional. Afirmó que algunas demandas de la revolución se impusieron mediante la lucha armada. Estudió, a la luz del marxismo, el papel de las clases sociales, la alianza entre ellas aun disímbolas; comprendió el papel de Madero, Carranza, Obregón y Calles y a qué clase representaban; estudió la acción y obra de Zapata y Villa; las demandas y acciones de las masas campesinas del sur y de los jornaleros, vaqueros y gambusinos del norte.

Al estudiar la Constitución de 1917, comprendió su esencia, y postuló que ese movimiento y los Constituyentes de Querétaro habían destruido, con la redacción del artículo 27, las ideas jusnaturalistas, tanto del viejo derecho romano como del Código napoleónico, para imponer la tesis revolucionaria del derecho consistente en que la propietaria original del suelo y del subsuelo es la nación y que ésta puede conceder la propiedad privada pero siempre sujeta a las modalidades que dicte el interés público.

Con base en esa concepción de la realidad mexicana, cuya Constitución fue la primera de carácter social del siglo XX, creadora de un concepto novedoso del derecho de propiedad y reafirmando la tesis histórica de que la revolución es la principal fuente legítima del derecho, el Maestro Lombardo trazó el camino del desarrollo de las fuerzas productivas, que permitió que el país acelerara su crecimiento. Pero además, nuestro guía ideológico descubrió una vía para que México pudiera transitar a niveles superiores de la vida social y al socialismo.

Ya no era el liberalismo, decía, la ideología dirigente de la revolución, sino nuevas ideas, mezcla de anarcosindicalismo con algunas de origen e inspiración socialista.

El Maestro Lombardo comprendió la importancia de la intervención del Estado Revolucionario en la economía, no sólo como rector, sino como agente directo de la misma y alentó, impulso y trazó la estrategia para que eso fuese posible, con el lógico rechazo de los sectores reaccionarios y de algunos empresarios de la oligarquía que se oponían a la intervención del Estado en la generación de riqueza económica.

Quien trazó la estrategia de las nacionalizaciones y las expropiaciones fue el Maestro Lombardo, que incluso postuló una de las leyes del desarrollo social, que se expresa en la fórmula “Nacionalizar es descolonizar”, estrategias de liberación nacional que hoy están aplicando Venezuela, Bolivia, y en cierta forma Brasil, Ecuador, Paraguay y Uruguay, naciones que ya caminan por los senderos que abrió la clase obrera dirigida por Lombardo Toledano en los años 30’s del siglo pasado: la estrategia de fortalecer el desarrollo de las fuerzas productivas de nuestros países con independencia del capital extranjero imperialista.
Pero de acuerdo al marxismo, Lombardo Toledano, aún siendo un mexicano excepcional, no fue un accidente en la historia, sino producto de la necesidad de la lucha del pueblo mexicano por avanzar en su propio proceso revolucionario. En este punto recordemos que el propio Marx escribió en “Las luchas de clases en Francia de 1848 a 1850” que “Toda época social necesita sus grandes hombres y, si no los encuentra, los crea…”

Lombardo Toledano, además de ser fundador de múltiples organizaciones e instituciones es quien habiendo comprendido la esencia de la Revolución Mexicana traza la vía hacia un nuevo estadio histórico de la nación, el socialismo, a partir de la existencia del propio régimen de democracia burguesa tradicional.

El profundo conocimiento y la aplicación de la teoría marxista le permitió conducir la lucha social mediante la organización de la clase obrera para transitar de la democracia burguesa, que estamos viviendo, al régimen de democracia nacional, en el que quedarían desplazados los partidarios de la dependencia al extranjero.

Gracias al desarrollo de las fuerzas productivas, al fortalecimiento de la clase trabajadora y al papel dirigente de su partido, sería posible transitar al régimen de la democracia popular en el que la conducción del Estado corresponde a la clase trabajadora, aún con la participación de elementos de la clase burguesa, ahora en condiciones de minoría. Como se sabe, el siguiente paso sería la instauración del régimen socialista.

Esta vía, ante la cercanía, y debido a la presión y la agresividad histórica del gobierno de los Estados Unidos contra el pueblo de México, es un camino adecuado, inteligente y posible puesto que depende, asimismo, de la correlación de las fuerzas internacionales, al mismo tiempo que la teoría del Frente Popular, que ha sido arma indiscutible de los pueblos en contra de sus adversarios, fue altamente valorada por el maestro Lombardo Toledano.

En “¿Moscú o Pekín? La vía mexicana al socialismo”, el Maestro Lombardo analiza las ideas de Jorge Dimitrov, que proponía la formación del frente único proletario para derrotar al fascismo, derrota que sólo era posible basada en la unidad de los trabajadores y en la estrategia del frente desterrando el sectarismo, el esquematismo y el oportunismo de derecha en el seno del movimiento comunista internacional.

Compañeros y amigos:

Bastaría una sola razón para que Lombardo Toledano brillara con luz propia en el concierto de los estrategas políticos del siglo XX: encontrar y desentrañar de las páginas de la historia la creación, para cada momento decisivo del proceso, el Frente Nacional Democrático y Patriótico (FNDP), en el que han participado las fuerzas más avanzadas, las progresistas que son las que luchan siempre a favor de las causas de la nación y del pueblo.

El frente en ese sentido no es un organismo, no es un partido, no es una agrupación con estructura permanente y fija, sino la actuación de ciertas agrupaciones de signo político similar frente a los problemas concretos del momento político, para lo que es necesaria la coincidencia de diversas fuerzas con distinta orientación ideológica a favor de un programa común o incluso de una demanda concreta de coyuntura. Los ejemplos abundan: la creación del IMSS; la nacionalización de la industria eléctrica; la expropiación petrolera; la creación del libro de texto gratuito y muchos otros.

Así concebimos la línea política denominada Frente Nacional Democrático y Patriótico, del que pueden derivarse alianzas políticas de fuerzas similares y coincidentes en torno a un programa común o de algún punto específico del mismo. Estrategia que nada tiene que ver con la sumisión de las fuerzas progresistas y mucho menos de la llamada izquierda a la derecha neoliberal hoy gobernante. Hasta el más ramplón oportunismo debe tener límites.
En parte alguna del mundo, ni en momento alguno de la historia el avance de la derecha significa victoria democrática. Nunca debemos olvidar las enseñanzas de la historia y los mandatos de nuestros héroes. “El triunfo de la reacción es moralmente imposible”, dijo Benito Juárez.

La vía trazada por Lombardo Toledano está basada en la experiencia histórica. El frente se construye en un momento concreto; crece, madura, se fortalece, logra victorias y se destruye en un lógico trayecto dialéctico para volverse a integrar en el momento necesario ante otro problema político o social y así de manera intermitente hasta que algún día se alcance la victoria definitiva.

En el FNDP las ALIANZAS SE CONSTRUYEN ANTE PROBLEMAS CONCRETOS, CON PARTIDOS DE CERCANÍA IDEOLÓGICA, POR PRINCIPIOS Y NO POR OPORTUNISMOS NI POR CONCEPCIONES TORCIDAS, o el simple pragmatismo vulgar de arribar al gobierno sin programa definido, como ave sin rumbo, dijo Lombardo. Más aún, no es una cuestión de capricho voluntarista ni de acción mecánica. Se DEBEN FORMAR cuando las condiciones materiales y subjetivas han madurado para cada caso específico.

Cuando el Frente se ha aplicado de manera correcta el pueblo y la nación han avanzado. Las vergonzosas alianzas de las pasadas elecciones fortalecen, no al pueblo ni a la nación sino a la derecha y al imperialismo. Se avanza al bipartidismo confuso, incoloro, idéntico en la esencia favorable a las élites y sólo diferente en los colores y en las siglas, al más puro estilo norteamericano.

Con su anuencia, pasemos a mejores temas. Después de realizar un profundo análisis y una revisión certera, científica, de la Constitución de 1917, Lombardo trazó la posibilidad del futuro jurídico superior de México al proponer la necesidad de reformar la Constitución para enriquecerla, jamás para empobrecerla, regresándola al pasado como pretende la derecha. Por tanto propuso que nuestro Código Supremo debiera contener, como ya existe, un capítulo sobre las Garantías Individuales; otro sobre las Garantías sociales, uno más sobre el Patrimonio nacional, otro sobre la Política económica del Estado, uno sobre Política internacional, un capítulo sobre el Régimen Democrático y, finalmente, uno que defina el Sistema Federal.

Para ello Lombardo afirmó desde 1956 en la “Perspectiva de México una democracia del pueblo”, que es necesaria una nueva Revolución. Y que esa Revolución no tiene, necesariamente, que ser armada. La lucha armada ahora sólo se justificaría si el imperialismo agrediera militarmente a nuestro país.

Esta Revolución que Lombardo ha propuesto, y que debe ser conducida por el partido de la clase obrera y sus aliados, se basará en la conciencia de clase de los trabajadores; con grandes movilizaciones populares hasta llegar por necesidad dialéctica a la democracia popular. Para ello, obviamente se requiere madurar las condiciones subjetivas y esa es una de las tareas fundamentales del lombardismo en esta etapa de la lucha y del proceso revolucionario de México. Formar cuadros, elevar la conciencia del pueblo. En suma, organizar la revolución.

Conquistar y construir la verdadera libertad, dijo Lombardo. Porque nada caerá del cielo sin lucha y sin combate diario, organizado y sistemático, decimos nosotros.

Compañeros y amigos,
Señoras y señores:

Vivimos tiempos de crisis, de cambios y de profundas transformaciones económicas, sociales, políticas en todos los órdenes de la vida humana y de su hábitat natural: el globo terráqueo. El cambio climático nos agobia, el calentamiento global avanza, ya nos alcanzó el futuro. En estas condiciones el sistema capitalista periclita, entra en su etapa de declinación sin retorno. La predicción de Marx se cumple puntualmente.

Los analistas económicos, aun los partidarios del propio capitalismo saben que la disminución y caída creciente de la tasa media de ganancia es irreversible, merced al aumento incontenible de la composición orgánica de los capitales. El último intento de sobrevivencia del capitalismo fue la aplicación salvaje del neoliberalismo, estrategia que ha fracasado estrepitosamente en todo el mundo. Sólo en México, por interés, autocomplacencia, pereza mental o ignorancia el gobierno derechista insiste en esa fórmula caduca.

Aun con la aplicación del neointervencionismo de estado iniciado en los propios Estados Unidos y en Inglaterra, países otrora partidarios e impulsores del reduccionismo estatal, y el eventual y momentáneo crecimiento económico ya no se recuperará la tasa media de ganancia, ni mucho menos el nivel de bienestar de los trabajadores y del pueblo. Porque el neointervencionismo de estado al estilo anglosajón no es para salvar al pueblo, sino para evitar el colapso de los monopolios y las transnacionales de la industria, los servicios, el comercio, pero sobre todo de las finanzas. ¿Cuánto más aguantará la población de México y del mundo el desplome creciente de su nivel de vida?

Llegados a este punto resplandecen las enseñanzas de Lombardo. ¿Cuál es hoy la disyuntiva para México? De ningún modo es la izquierda o la derecha; no es barbarie o socialismo todavía; no es PRI versus antiPRI. La disyuntiva real es la contrarrevolución o la Revolución Mexicana, el ciclo histórico de ésta no ha concluido. Mas esta disyuntiva no debe verse de manera mecánica. Es menester imprimirle un renovado impulso, dinámico, creador y dialéctico.

A pesar de la depredación profunda del neoliberalismo, merced al golpe de estado incruento de los años 80’s y los subsiguientes hasta hoy, las instituciones esenciales de la Revolución Mexicana están vigentes y enhiestas, empezando por la Constitución Política de México, cuyos mandatos más avanzados y la exigencia de su cumplimiento son y deben ser hoy la principal bandera de lucha.
¿Qué hay más avanzado en el mundo jurídico positivo que el concepto humanista y revolucionario de la democracia que precisa el Artículo 3° de la misma; qué programa y estrategia de desarrollo nacional y social que el contenido en los artículos 25, 26, 27 y 28? En este marco jurídico vigente debe incorporarse a los trabajadores y al pueblo en las decisiones de las políticas públicas, dando paso y concreción a la democracia participativa, porque la democracia no se agota con la emisión del voto, dado que “el pueblo tiene en todo tiempo el inalienable e imprescriptible derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno”.

Digámoslo en las palabras textuales de Lombardo: “…si el pueblo se asocia otra vez con vigor y transforma la política del Estado, puede reducir sus miserias y preocupaciones, aumentar su bienestar material y disfrutar de sus derechos y libertades”, y más aun “Queremos que nuestro pueblo sea el que mande, el que dirija su propio destino, el que limite justa, legítimamente, las ganancias de los sectores privilegiados. Y queremos, sobre todo, que el poder, el gobierno de la nación, sea un mandatario del pueblo y no un mandante del pueblo, adverso a los intereses de la patria”.

El pueblo tiene derecho de hacer la revolución y ésta es, como ya dijimos, la principal fuente legítima del derecho. En la concepción de Lombardo, queda dicho, la nueva revolución que propone no necesariamente debe ser armada, es y puede ser legal y pacífica, pero tiene que hacerse por la misma vía que la propia Revolución Mexicana ha plasmado en la Constitución. En esta hora aciaga para la República tenemos la guía y el ejemplo señero de Lombardo.

El 16 de noviembre de 1968 su noble corazón dejó de latir, pero unos meses antes en ese mismo año se dirigió como muchas veces lo hizo a las nuevas generaciones y les dijo: “Me dirijo a la juventud para decirle que pronto entraremos en el tercer milenio.
Será una época grandiosa que necesitará gigantes para convertir en realidades lo que hoy son simples planteamientos del porvenir.
Hay que construir esos gigantes. Gigantes del pensamiento, de la voluntad, de la acción práctica, que superen a todos lo grandes hombres del pasado.
Entre nosotros hubo un viejo mito, el de Quetzalcóatl, el civilizador, pero corresponde a la historia más antigua de nuestro pueblo, y que recordamos con frecuencia como estímulo. Pero ahora deben existir hombres superiores que no extraigan la poesía de la vida del pasado, sino del mundo del porvenir”.

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